jueves, 7 de abril de 2011


Desde las entrañas y por las paredes de Chiapas

El rappel o descenso libre es un deporte que a partir de la espeleología ha ganado muchos adeptos alrededor del mundo. Las características cársticas de la geografía chiapaneca ponen a disposición del turista extremo inmejorables paisajes para el desarrollo de esta disciplina. Las paredes del Cañón Río La Venta han sido desde tiempos precortesianos, utilizadas como altares religiosos por los antiguos zoques, teniendo con esto las primeras referencias históricas de lo que ahora se ha convertido en una actividad muy socorrida en el mundo. Aunque la mayor parte de este cañón sólo puede ser explorada con el asesoramiento de guías profesionales, sin embargo es de fácil acceso desde la ciudad de Tuxtla Gutiérrez que se encuentra a poco más de 60 kilómetros de distancia. 



La Sima de Las Cotorras es una extraordinaria formación natural, cercana al Cañón Río La Venta, consistente en una amplia fosa de 160 metros de diámetro y profundidad de 140 metros. Las paredes son completamente verticales y es necesario ser un experto en el descenso, además de poseer el equipo adecuado para ello. 

El amante de la aventura encontrará en este sitio interesantes cuevas, vestigios de pinturas rupestres que fueron realizadas en los escarpados muros de la fosa y una exuberante y bella vegetación, tanto en los alrededores del lugar, como en el interior de la misma. El nombre le fue otorgado debido a la abundancia de cotorras que habitan ahí. Igualmente atractivo es el sótano de La Lucha. Se formó hace miles de años, y es uno de los abismos más hermosos de México. Posee un tiro de 240 metros y una boca de 250 metros de diámetro.
Existe una cueva de 650 metros por la cual se puede ingresar caminando al sótano. Para llegar a este abismo es necesario embarcarse en lancha y realizar una caminata de aproximadamente cinco horas.

Con las mismas características geológicas, las grutas son un atractivo que propone un reto especial a quien se propone visitarlas. Las grutas de Guaymas, a 73 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez son antecedidas por un camino flanqueado por imponentes sabinos, aves y flora exótica, para dar paso a la impresionante gruta que forma parte de un complejo espeleológico conformado por las grutas de Belén, El Nilar, La Calavera, El Jaragual, El Encanto y la Cueva de Cristal. A escasos 15 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas se encuentran las grutas de Rancho Nuevo, impresionante formación geológica que cuenta con un andador que se extiende hasta varios cientos de metros dentro de la gruta y deja ver las sorprendentes formaciones de estalactitas y estalagmitas que han sido bautizadas según la morfología a la que han sido relacionadas. En La Grieta, por donde surge la espectacular cascada de El Chorreadero, durante la época de secas, es posible realizar un emocionante recorrido a lo largo de la caverna por donde transita el río, pues su cauce es muy leve. Allí dentro es posible encontrar pequeñas cascadas y pozas de gran belleza. Los turistas más adentrados en la espeleología, pueden conocer la caverna completa a lo largo de un recorrido que dura unas 12 horas, aunque es preciso llevar el equipo adecuado y un guía de la localidad.


De camino a Comitán desde San Cristóbal y por hermosos paisajes de los Altos de Chiapas, se llega a las grutas de Teopisca, otra maravillosa formación cárstica.

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